El poeta colombiano Jacinto Añez (1856-1916) escribió este soneto el siglo pasado:
De la luz que en tu espíritu fulgura
la noche de tu piel tienen las huellas,
y se abre de esa noche en la negrura
tus grandes ojos como dos estrellas.
Corza herida, la gracia en que descuellas
derrama efluvios de indecible albura,
y con todo el pudor de sus querellas
se escurre de tu sombra en la espesura.
Quemó tu sol interno en un derroche
de luz tu piel, y si alguien te importuna,
cuando afligidas sueltas, como una
virgen rehén, de tu mirada el broche,
una vertiente pálida de luna
baña la negra seda de tu noche .
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